viernes, 12 de septiembre de 2008

De noche soy otra mujer

Hace mucho que no pongo un vídeo. El otro día, repasando cedés, encontré uno recopilatorio de Alaska de canciones de sus primeros tiempos. ¡Qué gozada! Ahora canto a pleno grito en el coche que busco un hombre de verdad, porque sospecho que mi novio es un zombi de ojos amarillos, que ni tú ni nadie puede cambiarme, porque lo que quiero es ser un bote de Colón para salir en televisión y tú, tú, tú eres el rey del Glam.

Y, para colmo, de noche soy otra mujer, voy armada de cabeza a los pies. Soy:

LA FUNCIONARIA ASESINA - Alaska y Dinarama






Desde que vi en su época este vídeo en "La Bola de Cristal" no recuerdo haberlo vuelto a ver. ¡Viva el mal, viva el capital!

La letra, para refrescar, la pongo en los comentarios. Disfrutad del fin de semana.


martes, 9 de septiembre de 2008

La vida e increíbles aventuras de Pedro Serrano

Banco de Serrana

El Banco Serrana (Serrana Bank). 37 kilómetros de longitud por 15 km de anchura. Sólo arena que apenas sobresale por encima del agua, apenas vegetación. Claro está, nada de agua dulce, nada de refugio para el sol, para la lluvia... ¿Podríamos llamarlo un infierno de arena? Depende del tiempo que pasemos en él.

En 1526, un patache español naufragó cerca de ese banco de arena, situado en el mar Caribe.

Hubo tres supervivientes del naufragio, el capitán Pedro Serrano y dos marineros más, que pudieron llegar a la "tierra firme" del banco de arena.

Uno de los marineros murió al poco de llegar. Los otros dos, intentaron sobrevivir. A los pocos meses de estar por allí, llegó un bote. Pero no era la salvación para ellos. Eran dos marineros de otro naufragio. No me puedo imaginar la desesperación. En el bote marcharon uno de los recién llegados y el marinero del barco del capitán Serrano, en busca de ayuda. Nunca jamás se supo de ellos.

Pedro Serrano y el marinero que prefirió quedarse lucharon por su supervivencia. Aprovechaban los desechos de naufragios que les llegaban del mar, utilizaban caparazones de tortugas como cuencos para recoger el agua de lluvia, comían tortugas, pájaros y peces. Hacían fuego con la madera de los navíos cuando veían un barco a lo lejos, con la esperanza de ser vistos. Pero los navíos siempre estaban demasiado lejos. Con el tiempo, lograron construir una pequeña torre con piedras y conchas para guarecerse y protegerse a ellos y al fuego del viento y de la lluvia.

¿Cuánto tiempo? Fueron 8 años sabiéndose en una isla que no estaba cartografiada, sabiendo que sería un milagro que les salvaran, que tierra firme era prácticamente una ilusión. Y, asombrosamente, nunca dejaron de sentir esperanza, porque lo consiguieron.

Tras esos 8 años, de 1526 a 1534, un galeón acertó (bendito tino) a pasar cerca. Los tripulantes de ese galeón vieron las señales de humo, señal inconfundible de náufragos. El capitán del galeón ordenó poner proa al humo. Y, en un bote, salvaron a esos dos seres humanos. El marinero no llegó a ver tierra firme, murió en el galeón.

Pedro Serrano tuvo vida para contar su historia en Europa, de país en país, de corte real en corte real. Y tuvo también tiempo para escribirla y su relato está en el Archivo General de Indias, en Sevilla.

Y como casi toda historia de mar, existe historia del tesoro. En 1990 unos cazatesoros fueron a isla, donde encontraron restos de la torre construida por los náufragos. También fueron buscando un supuesto tesoro. Desde luego, en sus crónicas, Pedro Serrano nunca habló de ningún tesoro. No sé si con lógica o sin lógica, pero en medio de un naufragio no creo que llevarse algo de oro fuera la prioridad. Suele ser lo que te arrastra hasta el fondo.

Es de suponer que para Pedro Serrano el tesoro más preciado que salvó fue su propia vida.


La historia de Pedro Serrano fue muy conocida en la época y él llegó a ser un personaje famoso. Parece cierto que Daniel Defoe, que tuvo intereses comerciales en España, supiera de la historia casi dos siglos después y se basara o ideara su Robinson Crusoe a partir de las vivencias de Alexander Selkirk y Pedro Serrano.

El banco de arena recibió el nombre de Serrana Bank. Así llamado (y cartografiado) apareció por primera vez en un mapa holandés de 1545. Aquí os dejo un enlace con algunas fotos en alta calidad.


jueves, 4 de septiembre de 2008

La vida e increíbles aventuras de Alexander Selkirk

Alexander Selkirk fue un marinero escocés. A principios del siglo XVIII, Mister Selkirk estaba enrolado en un barco corsario que fustigaba las costas de Chile. En octubre de 1704, el barco corsario hizo una escala técnica en una isla deshabitada para aprovisionarse de madera y agua potable, antes de volver a Inglaterra. El barco, un galeón llamado Cinque Ports, había sufrido numerosos daños y Mister Selkirk conminó al capitán a arreglarlo antes de aventurarse en el Cabo de Hornos.

Pero para el capitán Thomas Stradling el marinero no era muy de su agrado. Desde que habían salido de Inglaterra, Selkirk había estado en el centro de todos los intentos de motín a bordo. Rechazó la petición de arreglar el barco. El marinero, preso de la cólera, se negó a continuar de viaje y exigió que se le dejara en la isla.

Ya me imagino al capitán más feliz de una perdiz diciéndole:

-Pues bájate (si tienes un par).
-Pues me bajo (pa' par, los míos).
-Pues vale.
-Pues vale.

Y le bajaron. Una vez en la isla, a Selkirk se ve que no le gustó el paisaje. Vamos, que se dio cuenta de que se había acalorado en la discusión, que el capitán no era tan malo, que tal vez tuviera un pequeño problema de actitud, que quería volver a casa... En definitiva, que había metido la pata.

Arrepentido, pidió volver al barco. Pero el capitán seguía un pelín dolido:

-¿Que ahora el barco te parece bien? Pues antes no era lo suficientemente bueno para ti. O a lo mejor es que no te gustaba la compañía. Eres un egoísta: me quiero bajar, me quiero subir, yo quiero, yo quiero, yo, yo, yo...
-Venga, anda, déjame subir.
-Pues ahora te chinchas. ¿No querías isla abandonada? Pues te vas a hartar.
-Jo.

Y se fue el galeón.

En el fondo, ¡quién lo iba a saber!, fue una suerte. El galeón naufragó y ni pasó el Cabo de Hornos.Estatuilla de Alexandre Selkirk

Y ya tenemos en la isla a Mister Selkirk, más sólo que la una, acompañado de gatos y cabras, con un mosquete, pólvora, herramientas de carpintería, una navaja y una Biblia. Y tooooodo el tiempo del mundo.

Dos años después de su desembarco, avistó un barco al que le hizo señas para que le rescataran:

-¡Eh, eh! ¡Aquí, aquí! ¡Ah del barco!
-¡Eh, eh! ¡Un hombre allí! ¡Vamos a ver qué se cuenta! Hola, hola. ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Esas cabras son tuyas? ¿De quién eres?
-Estooooo... ¡Rayos, truenos y centellas! ¡Maldición! ¡Españoles! (Recordemos que era un pirata inglés que atacaba intereses españoles en la costa chilena.) Pues nada. Que estaba por aquí... que iba en un barco... que naufragó... y las mareas caprichosas me trajeron aquí... y mira cómo me veo... que llevo aquí dos años... que si me podéis acercar a la costa... me da igual cuál sea...
-Ya, ya. ¿Dos años? Huy, hace dos años hubo unos piratas ingleses malos... Oye, ¿cómo se llamaba el barco tuyo que naufragó?
-¡Uf! Hace tanto tiempo que no me acuerdo. Con el sol que hace aquí, a lo peor he cogido una insolación y se me ha ido la memoria... o algo...
-Tú tienes acento inglés... ¿tú no serás un pirata inglés de ésos que nos atacaba?
-¿Quién, yo? ¿Inglés? ¡Voto a tal! ¡Soy escocés, of course!
-¿Qué más da? Eres de la pérfida Albión. ¡Te hemos pillado, malandrín! ¡Disparad!

Y tuvo que correr y esconderse porque empezó a caerle una nube de balas. Ni que decir tiene que el barco se fue y le dejaron allí, vivo, y solo one more time.

Dos años y cuatro meses después, el capitán de su capitán... Veamos, el capitán del galeón de Selkirk pertenecía a un grupo de barcos que capitaneaba Woodes Rogers. Este hombre acertó a pasar por la isla donde estaba Selkirk y le salvó, tras 4 años y 4 meses, y además, le dio la capitanía de un navío que habían capturado. Recordando la hospitalidad española, volvió a piratear por la costa chilena y peruana y volvió rico a Londres en 1711.

Fue entrevistado por un periodista, que publicó su peripecia ese mismo año en el periódico The Englishman. Pero nunca volvió a ser el mismo. Gustaba de estar solo, se relacionaba con poca gente. Al final, se volvió a enrolar en un barco y murió, al parecer, de fiebre amarilla en 1721.

La historia fue muy conocida y se considera cierto que Daniel Defoe se inspirara en la experiencia de Selkirk para escribir su novela Robinson Crusoe.

La isla donde estuvo Selkirk pertenece al archipiélago de Juan Fernández, en el Pacífico, a 600 km de la costa de Chile, que se compone de dos islas y varios islotes. La isla donde estuvo se llamaba Isla Más Atierra, que fue rebautizada en 1966 como Isla Robinson Crusoe. La otra isla, que el náufrago ni vio, se llamaba Isla Más Afuera, y se rebautizó también como Isla Alejandro Selkirk, también el 1966 como homenaje.

La isla Robinson Crusoe vista desde un bote. Imagen de Wikimedia Commons.La isla Robinson Crusoe vista desde un bote. Imagen de Wikimedia Commons.


Claro está, nada de humor tuvo que haber en la historia del náufrago.

Como colofón y curiosidad: La isla fue refugio de marinos y piratas durante muchos años. Existe la leyenda de que está allí el Tesoro de Juan Fernández, que fue enterrado en 1715 por el marino Juan Esteban Ubilla y Echeverría, y posteriormente encontrado, desenterrado y vuelto a enterrar por el navegante inglés Cornelius Webb. ¿Qué puede tener de especial? 600 barriles de oro, valorados en unos 10.000 millones de dólares, doce anillos papales, la Llave del Muro de los Lamentos, la Rosa de los Vientos (una de las joyas más famosas, al parecer). De estos dos elementos, nada he encontrado en Internet (¡lástima!). También forma parte de la leyenda que habría parte de los tesoros del Imperio Inca, incluyendo el collar de la mujer de Atahualpa, decimotercer y último emperador Inca. En 2005, un robot georadar podría haber encontrado ese tesoro, pero la burocracia y la dilatación en decidir quién saca el tesoro, ha hecho que se dude de los resultados del robot y que no se haga nada. (!!!)


Fuentes: las Wikipedias en francés, español e inglés. La foto que hay en medio pertenece a una estatuilla de Alexander Selkirk de verdad. Está en Wikimedia Commons. ¿A que da cosa?


lunes, 1 de septiembre de 2008

Celo profesional

1 de septiembre.

Para la mayoría, vuelta de vacaciones.

También para mí. Primer día de trabajo... ¡Qué pereza!

Para empezar con pie, ya veremos si bueno o malo, contaré la historia de Vatel.

François Vatel, nacido el París en 1631. Hijo de un techador suizo, fue pastelero, cocinero, intendente y maître d'hôtel. El oficio lo aprendió desde los 15 años y a los 22 fue contratado como ayudante de cocina en el castillo de Vaux-le-Vicomte, en contrucción, propiedad de Nicolas Fouquet, vizconde de Melun y de Vaux, marqués de Bell-Isle y Superintendente de Finanzas de Luis XIV, el Rey Sol.

Sus grandes dotes para la organización hicieron que, en pocos años, fuera nombrado maître d'hôtel del castillo.

Castillo de Vaux-le-Vicomte

En 1661, Monsieur le Vicomte tuvo la feliz idea de ofrecer un gran banquete a su rey y toda la corte, del que Vatel será el organizador: 3000 personas, 80 mesas de invitados, 30 buffets, vajilla de oro para los invitados más eminentes, de plata para el resto, perdices, faisanes, codornices, el estreno de una obra de Molière, fuegos artificiales... Para esta fiesta, Vatel creó una receta para el postre, la crema Chantilly.

Todo un éxito. Tal fue que Luis XIV, casi en bancarrota, al ver tanta suntuosidad de su Superintendente de Finanzas, aceleró el encarcelamiento de Monsieur le Vicomte (tenía la sospecha de que malversaba los fondos públicos, y, tras la fiesta, pocas dudas le quedaron). Como curiosidad paralela, apunto que el arresto de Monsieur le Vicomte fue hecho por D'Artagnan.

¡Qué mala suerte para Vatel! El castillo cerrado, los muebles vendidos, su jefe en la cárcel... y una oferta de Monsieur Le Roi para trabajar en su nuevo castillo, Versailles. Por si acaso al rey se le ocurre encarcelarlo (no en vano él es el responsable de la organización del festín), se exilia en Inglaterra. Allí encuentra a Gouville, amigo de su antiguo patrón Fouquet. Gouville convence a Luis II de Borbón-Condé que contrate a Vatel.

Así es como Vatel entra en el servicio del castillo de Chantilly, a tiro de piedra de París, propiedad de Luis II de Borbón-Condé, primer príncipe de sangre real conocido como duque de Enghien, que era además Príncipe Condé, duque de Borbón, duque de Montmorency, duque de Châteauroux, duque de Bellegarde, duque de Fronsac, Par de Francia y general francés durante la Guerra de los Treinta Años. Relumbrón a manos llenas.


Vatel tiene el cargo de "Responsable General de la Boca" de Le Grand Condé en el castillo de Chantilly, es decir, es el encargado de la organización, de las compras y del abastecimiento, de todo lo que corresponde a "la boca" del castillo.

En 1671, Monsieur Le Grand Condé tuvo el desprendimiento de dar un esplendoroso banquete en honor del rey, para conmemorar la finalización de las obras de mejora del castillo... y para hacerse perdonar ese pequeño desliz que tuvo cuando quiso derrocar al rey durante su minoría de edad. Cosillas de familia.

Vatel tiene 15 días para prepararlo todo. Es perfeccionista hasta extremos insospechados.

Bien, pues el 23 de abril de 1671 empezó la fiesta, de tres días de duración, con tres grandes banquetes. El primer día, jueves, tras una partida de caza, se sirve la cena en el castillo. Los invitados de honor ocupan 25 mesas. En total, son 3.000 personas. Vatel tiene un gran disgusto, en dos mesas ha faltado asado. La causa es por los "invitados improvisados". Vatel lo toma como una ofensa a su honor, un error irremediable, una mancha en su reputación. Monsieur Le Gran Condé intenta tranquilizarle, todo va bien, al rey no le falta nada, no es tan grave. Vatel le agradece su bondad, pero sabe que ha faltado asado en dos mesas. A la cena se sigue un espectáculo de fuegos artificiales, deslucidos por las nubes. Seis mil francos desperdiciados.

El viernes, 24 de abril, por la mañana temprano se levanta Vatel, esperando el pedido de pescado y marisco. No llega. Viendo cómo se tomaba la falta de asado, que no llegara el pedido desde Boulogne-sur-Mer (a 200 kilómetros) es más de lo que Vatel puede soportar. Sólo ha llegado un proveedor con dos cestas. A su amigo Gouville le dice: "Señor, no sobreviviré a esta afrenta, tengo honor y reputación que perder."

Sube a su habitación, sujeta su espada con la puerta y se atraviesa tres veces el pecho. Muere. Ya no oye el ruido de gente. Uno de sus ayudantes le busca para avisarle de que ha llegado todo el pedido, a tiempo para el banquete, que fue todo un éxito.


Fuentes: Wikipédia francesa, Wikipedia española y un extracto de una carta de la Marquesa de Sévigné a su hija madame de Grigan, donde le cuenta el incidente.

En el año 2000 se realizó la película Vatel, una coproducción de Francia, Gran Bretaña y Bélgica, dirigida por Roland Joffé y protagonizada por Gérard Depardieu.

No os toméis el trabajo tan en serio.