jueves, 22 de febrero de 2007

El deseo de Fama (cueste lo que cueste)

Desde hace años, nos asombramos con lo que la gente es capaz de hacer para alcanzar la "fama". Da igual los medios; para algunos lo importante es el fin: el paso a la posteridad.


Pero no es un hecho de nuestros días. La culpa no es de la televisión, ni de la sociedad rápida y consumista que necesita todos los días personajes e historias nuevas, aunque sí tienen la culpa (televisión y sociedad), bajo mi punto de vista, que se haya generalizado hasta cotas insospechadas (qué pedante me pongo a veces).


La primera persona de la que se tiene documento escrito que hizo lo que hizo para que su nombre fuera conocido por y para siempre fue... un "simpático" griego. Veamos...


El Templo de Artemisa era una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Su construcción empezó en el año 550 antes de Cristo y las obras duraron 120 años. El Templo se alzaba en un lugar sagrado desde tiempos inmemoriales. Imaginad... un edificio rectangular, del tamaño de un campo de fútbol, todo de mármol, casi 130 columnas que lo rodean. Dentro, esculturas de los mejores artistas, pinturas, más columnas forradas de oro y plata, inmumerables regalos que llevan turistas (sí, sí, turistas) para obtener el favor de la diosa de la Luna...


Y el 21 de Julio de 356 a. de C., aparece en medio de la noche Eróstrato (que así se llama el personaje) y lo quema... para que su nombre fuera recordado, para que no se perdiera en la noche de los tiempos.


Al saber por qué lo había hecho, se prohibió perpetuar su nombre bajo pena de muerte. Ups!


La leyenda cuenta que Artemisa no pudo salvar su templo del incendio porque estaba asistiendo al nacimiento de Alejandro Magno, que nació ese mismo día.


Fuentes: La historia la descubrí a través de un cuento de Chéjov titulado "El gordo y el flaco" y consultando enciclopedia. Para el artículo que habéis leído, la inestimable colaboración de la Wikipedia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A día de hoy el ego no ha dejado de ser un motor destructivo social, pero tenemos otro mucho peor: la pasta. Incluso el espectro electromagnético está poblado de señales que han conseguido aglutinar las dos: la fama, buena o mala, da pasta y mucha...

Para que luego digan que el sistema no avanza...

Beresos

Bloggesa dijo...

Pero es la pasta fácil. Y además, la cuestión siempre es llegar a un equilibrio: ganar lo suficiente para vivir con tranquilidad y bien. A partir de ahí, el dinero deja de ser importante (supongo y espero) y hay otras prioridades en la vida. Esto desde el punto de vista de una persona normal que tiene que currar todos los días y ve con asombro la tele (cuando la veo, claro).

Beresos a ti también.

Anónimo dijo...

Ese planteamiento me recuerda a la queridísima historia de Tonino Capone^.

;P