Inquieto como forma de vida (y de muerte)
Decir que Alejandro Magno fue el personaje más grande de su época es algo conocido por todos. Su vida da para novelas y películas, para especulaciones y para estudios históricos. Sus hazañas fueron inalcanzables para otra persona que no fuera él.
Fue hijo del rey de Macedonia, Filipo II. Fue alumno aventajado de Aristóteles. Sucedió a su padre cuando tenía 20 años, tras el asesinato de éste. Destruyó Tebas para consolidar su ascensión al trono. Y, una vez tranquilas las aguas en Grecia, se lanzó a su sueño de conquistar el Imperio Persa.
Busto de Alejandro conocido como Azara Herm. Copia romana en mármol de un original de Lisipo, de c. 330 a. C. (Museo del Louvre). Según Plutarco, las esculturas de Lisipo le representaban fielmente. Imagen de Wikimedia Commons.
El primer tanteo fue defender a las ciudades griegas libres de Asia Menor del yugo persa. Bueno, algunas ciudades sí que estaban siendo oprimidas, pero otras estaban asociadas a los persas, no les hacía falta que nadie les defendiera. El caso es que, cuando llegaron Alejandro y su ejército y empezaron a ganar batallas, todas las ciudades griegas en Asia reconocieron como rey a Alejandro, porque así lo creían y necesitaban, unas, o porque así les convenía, otras.
Ese invierno del año 334 a. C. sucedió un hecho importante. Para pasar la estación fría se quedaron en Gordión, donde se hallaba, tal vez, uno de los objetivos de Alejandro.
Contaban los antiguos de la época que Gordias era un campesino frigio, que acertó a pasar a la ciudad en su carro con un cuervo (o águila) posado en él, lo que, según el oráculo, lo convertía en rey de Frigia. Y así fue, Gordias se convirtió en rey y el carro sobre el que iba fue llevado a la acrópolis de la ciudad, con un nudo complicadísimo en el yugo donde se ataban a los bueyes que se llamó nudo gordiano y que decía la leyenda que quien lo desatara conquistaría Asia.
Y allí tenemos a Alejandro que quiere conquistar Asia. Y una pequeña prueba que puede confirmar su ansia. Pero creerse un dios no te convierte en él y no pudo desatarlo por las buenas. Así es que, como sabréis, sacó la espada y lo cortó. Esa noche hubo una tormenta. Según Alejandro, era Zeus que daba la bendición a su acción.
Antes decía que esto era un hecho importante y no es por las leyendas ni los augurios, sino por algo que leí alguna vez. El nudo era una prueba de habilidad, que seguramente requiriera paciencia y astucia. Alejandro lo cortó, anteponiendo la fuerza de la espada a la razón. Y se justificó diciendo que "es lo mismo cortarlo que desatarlo". En resumen, que una profecía no le iba a chafar a él la conquista de Asia.
Imperio de Alejandro Magno. Las flechas indican el recorrido de Alejandro y su ejército (click para ampliar). Imagen de Wikimedia Commons.
Y no se la chafó, ni Asia ni cualquier otro lugar que se propuso. Fue, como sabemos, rey de Macedonia, Gran Rey de Media y Persia y Faraón de Egipto. Llegó al límite del mundo conocido y fue más allá, llegando al valle del Indo y viendo las cumbres nevadas del Himalaya. Desde luego, fue un largo camino manchado de sangre, fortuna y gloria.
Alejandro orando ante Amón-Ra. Templo de Luxor. Imagen de Wikimedia Commons.
La muerte de Alejandro, 22 días antes de cumplir 33 años, es un pequeño misterio. La teoría comúnmente aceptada de la época es que fue envenenado en la fiesta que le ofreció su amigo Medio. Pero, a la luz de los escritos y de lo que ellos se infiere, es una causa poco probable.
El mes anterior a su muerte, estuvo en unos pantanos al oeste de Babilonia, donde había mosquitos que pudieron inocularle la malaria. También se habla de que pudo tener la fiebre del Nilo, que, en los casos más graves, puede derivar en encefalitis y meningitis y, luego, la muerte. El hecho es que, antes de acudir a la fiesta, ya se sentía indispuesto. Además, consumió grandes cantidades de alcohol, que pudieron debilitar más su organismo. Se desmayó con dolores punzantes en la columna vertebral y las articulaciones. En la semana siguiente, tenía fiebre por las noches, que remitía al llegar el día, permitiéndole seguir preparando la siguiente expedición: bordear la península arábiga. Pero la fiebre se agravó y le atacó también de día. El 10 de junio se declaró su muerte oficial, pero el cadáver se mantenía "fresco" y con apariencia de vida, sin iniciar la descomposición natural, a pesar del calor, con lo que se piensa que estuvo varios días en coma terminal.
Si inquieto había sido en vida, en la muerte no se iba a desdecir de su naturaleza. Su deseo era ser enterrado en Egipto, en Alejandría, la ciudad que había fundado. Pero uno de sus capitanes, Pérdicas, y su madre Olimpia deseaban que fuera a Macedonia. Al final, otro de sus capitanes, Ptolomeo, lo llevó efectivamente a Egipto. En Macedonia, una tradición era que el gobernante enterrara al anterior gobernante, justificando y reafirmando su ascensión al poder. Ptolomeo, llevándose el cadáver a Menfis, aseguraba para sí el territorio egipcio y evitaba para Pérdicas el golpe de mano de casarse con la hermana de Alejandro y llevar el cadáver a Macedonia. Casarse Pérdicas, se casó, pero sin cadáver.
Sólo quedaba el hecho de buscar un sitio donde poner a Alejandro, que no había sido precisamente un cualquiera. Había una tumba vacía, la del anterior Faraón a Alejandro, Nectabeo II, que huyó cuando Egipto fue conquistado por los persas. Allí que lo pusieron, en el Serapeo de Saqqara, la necrópolis subterránea de Menfis.
Años después, el hijo de Ptolomeo, Ptolomeo II, se llevó el sarcófago donde descansaba Alejandro a la nueva capital, Alejandría, donde había mandado construir una suntuosa tumba alejandrina.
Ptolomeo IV, nieto de Ptolomeo II, construyó posteriormente un gran mausoleo en el centro de Alejandría, se que convirtió en un verdadero santuario donde se adoraba a Alejandro como un dios.
Parece ser que el ataúd donde estaba Alejandro era de oro macizo y, un par de siglos más tarde de llegar Alejandro a Alejandría, Ptolomeo XI, viéndose corto de dinero para pagar a la tropa, fundió el ataúd y le hizo uno de vidrio.
Julio César (año 48 a. C.) visitó la tumba de Alejandro. César Augusto (año 30 a. C.) también lo "visitó". Hizo que abrieran todo y sacaran la momia para coronarle de flores. Y, de paso, le rompió la nariz. Varios fueron los emperadores romanos que vieron la tumba de Alejandro. En el año 215 d. C. el emperador Marco Aurelio Antonino Basiano, apodado Caracalla, dejó su anillo y su cinturón como ofrenda. Y ésta es la última visita nombrada que tuvo.
A partir de la mitad del siglo III, se sucedieron la caída del Imperio romano, terremotos, conquistas y destrucciones varias de la ciudad. No se sabe con seguridad ni cuándo ni la causa exacta de la destrucción del mausoleo, o si lo fue en todo o en parte, o si estaba siquiera ya Alejandro allí o lo habían sacado antes. Con la prohibición de Teodosio del culto a dioses paganos, se acabó de arrasar el santuario. En el siglo V, el paradero de los restos de Alejandro no lo conocía nadie.
Busto de Alejandro Magno, siglos II-I a. C., proveniente de Alejandría. Museo Británico. Imagen de Wikimedia Commons.
Cuando Napoleón llegó a Alejandría, visitó una mezquita que decía albergar el sarcófago de Alejandro. Al ser vencido Napoleón por los ingleses, éstos se apropiaron del sarcófago y lo llevaron a Londres, descifrando las inscripciones y concluyendo que pertenecía a Nectabeo II. En aquel momento, esto lo desligaba de Alejandro. Pero hoy en día se concluye que sí fue el alojamiento temporal de los restos de Alejandro, antes de desaparecer por completo de la historia.
Juntemos los datos:- Nectabeo II no murió en Egipto, por su huida del país al ser invadido por los persas.
- En Menfis, capital de Egipto, dejó su tumba construida.
- Los restos de Alejandro, llevados por Ptolomeo a Menfis años más tarde, se pusieron en un sarcófago vacío, presumiblemente el de Nectabeo. Le correspondía a Alejandro una tumba de Faraón, no lo pondrían en cualquier nicho.
- Se traslada el sarcófago a Alejandría, la nueva capital de Egipto. Allí permanece durante siglos, desde el 282 a. C. hasta el 215 d. C. al menos. A finales del siglo IV, se sabe que la momia estaba expuesta, fuera del sarcófago; así se lo escribió Libanio de Antioquía al emperador Teodosio. Al poco tiempo, Teodosio prohibe el culto pagano.
- Se le pierde la pista al sarcófago y a los restos. Al haberse sacado la momia del sarcófago, tal vez se perdieron por separado.
- Siglos más tarde, aparece el sarcófago pero no los restos. ¿Dónde está Alejandro?
Concretamente, no se sabe. Tal vez lo ocultaron y se perdió ya para la historia.
Pero... (siempre hay un pero, y éste pero es muy bueno).
Se tiene noticia de un cuerpo que provenía de Alejandría, del siglo IV. Un cuerpo momificado que podría corresponder a San Marcos el Evangelista, sino fuera porque fue quemado y no había restos para momificar. Un documento apócrifo, el único que lo afirma, dice que antes de ser el Evangelista consumido por las llamas, una tormenta milagrosa asustó a los paganos que le estaban quemando y permitió a los cristianos salvar el cuerpo. Por otro lado, hay varios escritores cristianos de la época que afirman que San Marcos se quemó y ya está.
Esa momia, sacada de Alejandría a finales del siglo IV, está, desde entonces, en una cripta, bajo una iglesia construida para albergar expresamente esos restos...
La Basílica de San Marcos en Venecia.
Hay un artículo muy majo, La Tumba de Alejandro Magno, en la Wikipedia. El resto de enlaces, están en el artículo.
11 comentarios:
Me quito el sombrero, le beso la mano, le lavo los pies, me arrodillo y me arrastro.
Qué maravilla de artículo, qué interesante y qué novelesco, como muchas veces sólo puede ser la realidad, y en especial la de los héroes de leyenda.
Me encantó cuando visité Egipto su consideración y respeto hacia Alejandro, quien no solo les conquistó como ejercito sino que adoptó sus costumbres, profesó las religiones egipcias y fue uno de sus grandes faraones.
Muchos otros datos, nos los has iluminado tú.
A sus pies...
Cuentan de Alejandro que una vez se metió en un río tumultuoso de la India, todo con barro, persiguiendo al ejército que peleaba con él y que cuando iban en mitad,los caballos perdieron pie (aquellas aguas estaban heladas) y se volvió a sus compañeros y les dijo:
"Me cago en la leche, os dais cuenta las cosas que tengo que hacer para que me tengais respeto?"
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Esta historieta no sé si es cierta o no, pero siempre me gustó porque me lo imagino y me veo a un Alejandro más humano y menos sublime. (habría que ver lo que pensaba búcefalo de todo ello)
Besos!
El segundo busto lo ví hace bien poquito en vivo y en directo!
Por cierto, Tale, lo que citas aparece en la canción de Calamaro "Nunca es igual" recitado por Antonio Escohotado.
Futuro Bloguero, ¡oooh! que me pones colorada. Alejandro, en sus conquistas, no tuvo reparos en conocer y seguir las diferentes culturas. De hecho, acogía en su ejército a quien se quisiera apuntar. Eso sí, hacía pagar muy caro a quien se lo ponía más que difícil y no dudaba en arrasar ciudades para castigar y dar ejemplo.
Jiji, nada de iluminar... Mejor a media luz. Un beso.
Tale, tuvo un montón de problemas con sus soldados griegos al final del camino. Estaban hasta las narices de ir de sitio en sitio durante largos años, sin ver a sus familias, viendo como Alejandro hacía alianzas matrimoniales y ellos hacía años que no veían a los suyos. No me extraña que hubiera insubordinaciones y descontentos. Al menos, no se escondía tras las filas del ejército, sino que salía a pelear, muy bien custodiado, pero no tenía miedo. No me extrañaría que fuera cierto lo que cuentas.
A Bucéfalo le hizo una ciudad, Bucéfala, tras morir después de una batalla. La ciudad está hoy perdida. Se cree que está en el noroeste de Pakistán.
Más besos para ti.
Kutxi, una visita al Museo Británico tiene que ser estar en muchos mundos diferentes. Por fuerza ha de ser soberbio. Un beso, guapo.
efectivamente Kutxi, es el final de la canción
el marco antonio este no es el protagonista de un culebron? jijijii lo siento me salió mi vena informal...y picara jejeje
Gran personaje Alejandro y gran entrada, "Bloggesa", te felicito.
Alejandro fue el precursor de la Unión Europea. Aunque también, un claro ejemplo de que los hombres occidentales nunca nos hemos caracterizado, precisamente, por hacer caso al sabio adagio: "Más vale maña que fuerza".
Menos mal que entonces todavía no había nudos de corbata, porque si no, más de uno se había rebanado el cuello con el espadón.
Tale, veo que tú y Kutxi sois seguidores de Calamaro. Y a mí que no me gusta... ¡Perdón!
Susana, de la tele, no. Pero se podría hacer uno histórico de 1000 capítulos o más. ¡Eres un caso! Un besote.
Mad Hatter, gracias por la felicitación. Yo a Alejandro le veo más como el precursor de la Unión Asiática. De todas formas, si no llega a morir, seguro que tras la aventura asiática, sigue más allá a ver a dónde llegaba o se daba la vuelta y echaba un vistazo a Occidente. No creo que fuera un culo de buen asiento.
Un abrazo.
Yo cuando mayor queiro ser como ese¡¡¡¡¡que tio mas crack¡¡¡¡jajajaja... anda que no fue eficaz con el nudo¡¡¡jajajajja... eso en la actualidad es via rapida o autopista sin peaje????jajajaja...
Anda que no me extraña que tardaras tanto en actualizar¡¡con semejante documental...aunque yo creo que por edad...podias recordar alguna entrevista personal???jajajajaj... creo que me voy a llevar una racion de collejas proporcional a lso años que han pasado desde que murio Alejandro Magno hasta hoy¡¡¡jajajajja...
Besitos
jejeje soy un caso pero me quiere jeje lalalalala ainssss oye guapa, que digo yo, que mona la tumba der marcoantonio del perpetuo socorro este no? con sus palomitas cagaderas y todo...jiji, pasate por mi blog que tienes un regalito anda...(por soportar mis lokuras jiji)
Duendecillo, recuerda que, como muchos mitos, murió joven.
¿Entrevista personal? Mira, enanito del bosque, no vas a hacer que me enfade, nooooo. Respiro hondo, me tranquilizo, y ya te daré azotes en el culo la próxima vez. XDDDDDD
Besitos, tormento.
Susana, claro que te quiero, polluelilla. Jo, que se llama Alejandro, que el Marco Antonio fue otro... ¡Cómo te gusta ser traviesilla! Voy para allá volando. Un besote.
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